divendres, 31 d’octubre del 2008

Esperaré.


J’attendrai, le jour et la nuit

J’attendrai toujours

Ton retour

J’attendrai car l’oiseau

Qui s’enfuit vient chercher l’oubli

Dans son nid


Le temps passe et court

En battant tristement dans mon coeur si lourd

Et pourtant j’attendrai ton retour


Les fleurs pâlissent, le feu s’éteint

L’ombre se glisse dans le jardin

L’horloge tisse des son très las

Je crois entendre ton pas


Le vent m’apporte des bruits lointain

Guettant ma porte j’écoute en vain

Hélas plus rien, plus rien ne vient


J’attendrai, le jour et la nuit

J’attendrai toujours

Ton retour

J’attendrai car l’oiseau

Qui s’enfuit vient chercher l’oubli

Dans son nid


Le temps passe et court

En battant tristement dans mon coeur si lourd

Et pourtant j’attendrai ton retour

diumenge, 26 d’octubre del 2008

París.


Els dies perduts deixàren de ser-ho quan per fi vaig comprendre que, fera el que fera, si estavem junts, tot tenia sentit.


Tot va ser trist i meravellós al mateix temps. La conversa, les males cares, els xiclets. Sense poder pensar únicament en dos dies, ahir i demà.


Un calfred amb una nota de calor. Una nota amb un to greu. Un to que portava a la confusió.

Una sola vida en uns pocs dies. I en uns pocs dies, més que una vida.


La teva risa i els teus cabells despentinats, les teves cares extranyes sempre em duien a fer el mateix. Somriure.


Provocant a la bona sort, jugant amb un arma carregada. Mentre tirava el barret negre al riu vaig dir el que pensava.


I com quan en l'últim segon es fica canasta i l'estadi crida eufóric vaig poder ser més feliç encara si era possible.


D'aquells dies perduts, que realment van ser els que més van merèixer la pena, el que més recorde, el que em ve al cap només tanque els ulls, eres tu.


I tots aquells minuts que passarem junts. El teu abraç, les rinyes tontes, les cançons desconegudes, la càmera, els marejos, les teves mans, la llima, l'accent, les voltes, i més voltes, i més voltes.


El riu, la nit, París.






Boomp3.com
Supertramp - Give a little bit

dissabte, 25 d’octubre del 2008

¿Hasta cuándo?


Ni siquiera recuerdo aquel día en el que nos presentaron.

No recuerdo lo que pensé de ti.

No sé cómo empezamos a hablar.

Tampoco recuerdo como empezaste a hacerte imprescindible en mi vida.

Pero aquí estamos. Pensando en lo mismo, hablando al mismo tiempo, compartiendo sueños y risas.

Tus ojos claros y los mios castaños. Nuestras cenas y nuestras tonterías.

Norte, sur, este, oeste.

Esas tardes inolvidables que todavía no han acabado.

Esas lágrimas que todavía hablan acompañadas.

Nuestras vidas unidas por algo llamado amistad.

Parece una tontería pensar que es algo que durará toda la vida, pero es así.

Esas cosas se suelen pensar, ¿no?

Esas llamadas telefónicas que nos arruinan y al mismo tiempo nos hacen alguien.

Pensamientos que se cruzan de vez en cuando para convertirnos en nosotras mismas.

Un abrazo que nos hace únicas pero también iguales.

Un recuerdo que nos coge por sorpresa...


divendres, 24 d’octubre del 2008

Com la nit i el dia.


L'obsessió que he tingut per callar aixó que era obvi m'ha consumit per dins.

I ara, l'única excusa per a la meua felicitat es alló que sempre he tingut.

El dia i la nit s'han ficat d'acord per frustrar-me i no deixar que veja alló amb el que tothom somnia.

Una i altra volta escric el meu nom per a que no se'm oblide.

I sense poder evitar-ho, escric el teu suaument sobre el paper.

La mateixa cançó una i altra volta.

Fotografíes, i més fotografíes. La teua mà sobre la meua.

Els dos somriures blancs com els núvols.

Un amor inexistent. Una passió perduda.

Una veu que em tranquilitza.

Tu.

Divinas, Raul.


Divinas...
La divinidad no es algo que se pueda tomar a la ligera.
Consiste en ser diosas, y el trabajo que cuesta eso es tan grande que sólo con imaginarlo nos cansamos.
La divinidad es algo que se aprende, y nosotras junto a ti, con tu ayuda, empezamos a aprenderlo ahora.
Porque un café puede llegar a decir muchas cosas. El sexo, los hombres y las locuras puden esperar.
Porque nosotras somos lo primero.
Divinas, con problemas, con riñas, llantos y fallos.
Pero, ¿cómo sino íbamos a ser divinas?
Con risas, abrazos y te quieros.
¿Cómo podría ser de otra manera?
Con tintes, pintauñas y pañuelos.
Blusas, zapatos y vestidos.
Contigo, conmigo, con ellas.
CON LA VIDA .

Te quiero Raul.

diumenge, 19 d’octubre del 2008

Nada en la oscuridad de la habitación infernal.




No tengo ganas de hacer nada. Sólo disfruto escuchando una canción que habla de un gallo afónico. La lectura apenas me anima, veo una y otra vez películas ambientadas en los siglos XVIII y XIX soñando con llegar a entrar en una verdadera história de Jane Austen. No quiero salir, aunque echo en falta el aire.


No sé por qué razón, pero me encuentro mal. Estoy cansada de esperar algo que nunca llega, y me duele la cabeza de tanto dormir. Añoro sufrir, divertirme, llorar y soñar. Parece que el paso de los días me va vaciando. El chocolate se está convirtiendo poco a poco en un vicio. Lo único que hago es escuchar una y otra vez esa canción, el gallo se ha quedado sin voz, pero el mundo sigue.



"...Presta atención. ¿Sabes tú qué pasaría si el viento y el agua y todas las cosas transparentes de repente tuvieran color? Pues, que bla bla bla bla, que bla bla bla bla porque bla bla bla bla."

dimecres, 1 d’octubre del 2008

Aquella primera vez.

Él estaba en la puerta, de pie, con unos amigos fumándose un pitillo. Yo estaba en frente, sentada y sola, intentando no respirar el asqueroso humo del cigarro. Sólo le miré de reojo, ya estaba acostumbrada a parecer indiferente ante lo que me volvía loca. Llevaba una camiseta azúl marino, su pelo castaño y despeinado le daba un aire despreocupado y su mirada parecía firme y decidida. Ahí pensé que ya no podría hacer nada para luchar contra ese sentimiento de atracción.

Capítulo primero: La chica de ojos verdes.



Era todo como un sueño de esos de los que cuesta horrores despertar. La niebla no me dejaba ver nada, y la humedad se calaba hasta en los huesos. Oía música en la lejanía y se combinaba armoniosamente con los sonidos del bosque. Iba a ciegas, palpando los árboles, tropezando con las raices, golpeándome con las ramas. Hasta que sin darme cuenta, y sigo sin saber cómo, caí y mi mente empezó a volar lejos de allí.




Cuando abrí los ojos de nuevo, seguía en el mismo sitio, al lado de esa dichosa piedra que me había hecho caer, seguía oyendo música en la lejanía, y la luna era todo lo que me iluminaba. Pero algo había cambiado, ya no tenía miedo, decidí que no tenía por qué correr. Ni siquiera me levanté del suelo, me gustaba estar ahí tirada, en la soledad de la noche, con el paraguas inservible que había cogido antes de salir de casa, abierto junto a mí.


Noté que algo se movía a mi lado, unas finas ramas de un verde esmeralda casi ficticio se enredaban rápidamente en mis brazos y en mis piernas. Sin que pudiera hacer nada me vi envuelta en esos biscosos hierbajos. Me costaba hasta respirar, ya que estaba completamente debajo de aquellos malditos vegetales. Noté que algo en el ambiente cambiaba, debía de ser la música al dejar de sonar, ya que los ruidos de la noche asustaban más ahora.


Lentamente las ramas se fueron apartando de mi cuerpo y de pronto me sentí muy extraña. Una vez pude ponerme en pie, corrí todo lo deprisa que pude hasta llegar a la casita del guarda, y una vez allí llamé a la puerta sin ningún resultado. Menos mal que la puerta no estaba cerrada y pude entrar, con la conciencia no tan tranquila...


Bebí algo de agua y respiré hondo, ya había pasado todo, ¡y allí había cobertura!, pude llamar a Elvira para que viniera a buscarme y me llevara a casa.